*Siete meses… Estancados

Pese al optimismo que suele acompañar los cambios de régimen, que a su vez traen aparejados un sinfín de proyectos, planes y promesas de bienestar social, prosperidad económica y opciones de desarrollo generalizado que tendrán como beneficiarios a todos los sectores de la sociedad, llevamos siete meses en donde nomás no salimos de los sustos, amenazas, sofocones, tragedias, negaciones y noticias cada vez más malas.

Desde octubre pasado en que tomó posesión de la primera magistratura del país, la presidenta recibió un país que al decir de muchos periodistas, analistas, expertos y organismos nacionales e internacionales ya le vaticinaban que poco a poco le irían “estallando” las bombas de tiempo que habían quedado activadas por su antecesor empezando por la enorme deuda pública, la falta de recursos para el normal desempeño de la instituciones de gobierno, la paralización de inversiones, los elefantes blancos del Tren Maya, Dos Bocas, el AIFA. Y por si todo eso fuera poco, la llegada al poder en Estados Unidos de Donald Trump y su errática política arancelaria ha dejado al gobierno en una situación de incertidumbre y parálisis que según la información reciente se esclarecerá hasta julio.

Por su parte la actual mandataria para tratar de sobrellevar o capotear el vendaval, recurrió a los viejos rituales del llamar a la unidad nacional “en estos tiempos difíciles” a empresarios, agricultores, banqueros, líderes obreros, universidades y demás sectores a unir esfuerzos para sacar adelante al país y para ello ha presentado varios proyectos que como ya hemos visto no pasan de ser meras listas de buenos propósitos que no vienen sustentados en datos o presupuestos reales de los que se pueda disponer.

Hace 20 días Sheinbaum presentó el “Plan México. Fortaleciendo la Economía y el Bienestar”, en el Museo Nacional de Antropología. “Tenemos lo principal: mucho pueblo”, y “recordó que el Plan México tiene como objetivos fortalecer el mercado interno y el salario; aumentar la soberanía alimentaria y energética; incrementar la producción nacional disminuyendo las importaciones con países con los que no se tiene tratado comercial; y fortalecer los Programas para el Bienestar”.

También anunció 18 programas que van desde ampliar la autosuficiencia alimentaria y energética, como “acelerar” la obra pública (carreteras, agua, ferrocarriles, puertos, aeropuertos) construcción de un millón de viviendas; fortalecer la industria textil, del calzado, de muebles, de acero y aluminio, semiconductores, paneles fotovoltaicos, baterías, industria creativa y ampliar la fabricación nacional para el mercado interno de vehículos; Aumentar la producción nacional de la industria farmacéutica y de equipos médicos; Aumentar la producción de la industria petroquímica y fertilizantes en México; Programa de facilidades de la banca de desarrollo y banca comercial para micro y pequeñas empresas; Mayor inversión para investigación científica y tecnológica, así como simplificación de tiempos para registros de patentes*.

Y como señalamos, cada seis años es la misma retahíla de buenas intenciones, propósitos, promesas y ensueños, vaya hasta se reciclan, sin embargo, pese al anuncio monumental y espectacular la gran mayoría de todos esos pronunciamientos rara vez pasan de esfuerzos mediocres o fracasos completos a proyectos exitosos y rentables.

Nadie está obligado a lo imposible, pero sí a ser realista y veraz.

Llevamos décadas desde que se diagnosticó que la captación fiscal en México es la más baja no solo de la OCDE (34%) sino inferior incluso a países latinoamericanos como Brasil (33.3% del PIB), o el 21.5 que es el promedio de América Latina y el Caribe. En nuestro país según los postulados del Plan Nacional de desarrollo como porcentaje del PIB pasarán de 14.2 puntos en 2023 a 14.4 puntos en 2030; prácticamente nada, y así piensan cumplir el catálogo de programas anunciados para los próximos seis años.

En el discurso o narrativa de los últimos siete años se ha acusado a los empresarios y a los neoliberales de sumir al país en la explotación y la miseria y se ha recurrido al gasto exponencial en programas asistenciales o de beneficio social y para mantener al pueblo contento  destinan más de la cuarta parte de los recursos fiscales en ellos.

¿De dónde van a salir los recursos y las inversiones para permitir no solo el normal funcionamiento del país sino el crecimiento y desarrollo de nuevos centros de población y satisfacer las demandas del pueblo sabio?

Aunque el gobierno se ha empeñado en desvincular la elección arbitraria y convenenciera de jueces y magistrados del Poder Judicial con el rumbo económico del país ¿cree usted que los inversionistas y los bancos u organismos nacionales e internacionales arriesgarán su dinero en un país donde el sistema judicial en su conjunto ha sido despreciado y acusado de corrupto en los últimos años?

Difícil se plantea el escenario para los próximos años en materia económica y como ya señalamos existen muchos pendientes de presupuesto gracias al “austericidio” para el normal funcionamiento del sector educativo, salubridad y otros.

Para tener la película completa, solo falta saber el desenlace de las chifladuras y ocurrencias del vecino del norte que según lo visto lejos está de hacer grande América otra vez.

*https://www.gob.mx/presidencia/prensa/presidenta-claudia-sheinbaum-haremos-el-mejor-mexico

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